martes, 26 de mayo de 2009

VIVIR EN PARQUELAGOS

Cuando le comentas a alguien que vives en Parquelagos, tiene la percepción de que tienes una suerte inmensa, y en cierta medida tiene razón.

Vivimos en un lugar privilegiado, en un entorno natural que a muchos les gustaría tener y que somos incapaces de cuidar, pero lo que no conoce mucha gente es la historia real nuestra urbanización.

Un lugar idílico, si, pero donde nadie se preocupa por nadie, sino de sí mismo, donde no nos importa quitarnos la mierda de nuestra casa y ponérsela al vecino, porque no estando donde a nosotros nos molesta, nos da igual donde esté. Un lugar lleno de resquemores y viejas batallas que no paran de volver al presente y que en muchos casos nos impiden avanzar, porque llevamos nuestras alforjas tan llenas del pasado que nos impiden llenarlas de futuro, dado que nos negamos a vaciar su contenido y renovarlo.

Deberíamos hacer como hacemos en nuestras casas de vez en cuento, y hacer una limpieza general, desechar todo aquello que no nos vale, que esté roto y que ya no sirve y llenarnos de cosas nuevas y útiles, que nos vuelvan a llenar de alegría y de ilusión.

Pues nuestra urbanización es eso, una casa vieja que se está cayendo a pedazos, una casa que tiene tantos propietarios que son incapaces de deshacerse del pasado y ponerse de acuerdo sobre la reformas a efectuar, y mientras tanto nuestra casa cada día peor.

Para colmo cuando a alguien se le ocurre hacer algo, proponer una idea para comenzar a apuntalarla e ir haciendo una reforma desde los cimientos, que es desde donde hay que comenzar a hacerla para que la casa no se desmorone, despertamos de nuestro letargo y entonces sí, en lugar de aportar nuestro saco de arena o de cemento, o simplemente nuestro trabajo, nos tiramos a su cuello e intentamos asfixiarle, sin ser capaces de proponer soluciones que beneficien a la mayoría y tan sólo sabiendo hablar de lo que antaño se hizo o se dejo de hacer , comparando los nuevos proyectos con los antiguos y pensando que todo saldrá mal.

Es increíble que muchos de nosotros llevemos viendo tantos años en Parquelagos y no hayamos sido capaces de mover el culo del sillón de nuestra casa, o de la hamaca colocada en el jardín para hacer algo por mejorar nuestro entorno, y muchas veces ni tan siquiera el más cercano y que cuando vemos que alguien se pone manos a la obra y aun a veces compartiendo a priori lo que está haciendo, veamos la posibilidad de erigirnos en jefes de obra de otros muchos que como nosotros estaban tranquilamente tumbados y en lugar de ponernos a cimentar donde el otro lo está haciendo, aportando nuestro trabajo, nuestras ideas y nuestro apoyo porque por fin alguien se pone a trabajar, nos pongamos a intentar destruir su trabajo, y, como los actuales piquetes sindicales, en lugar de informar , contar a la gente cuáles son sus derechos y obligaciones, lo que hagamos sea intentar tirar por tierra lo que otros han empezado a construir, solo pensando que seguro que los intereses no son lícitos, porque ¿Quién va a ser tan gilipollas que se va a poner a trabajar tan solo por intentar buscar una solución al derrumbe de nuestra urbanización y mejorar el entorno donde vive y viven sus hijos?

¿Piensa mal y acertarás? Eso es lo que piensa la mayoría de la gente pero a mí me gusta más pensar que todo el mundo es bueno mientras que no se demuestre lo contrario, ¿no existe en nuestra legislación la figura de presunción de inocencia? Pues parece que en Parquelagos eso no existe, pero tampoco se aportan las pruebas que demuestren lo contrario la máxima es difama que algo queda, yo solo digo una cosa, las palabras no valen de nada, los hechos son los que demuestran las cosas y los hechos están demostrando que se está comenzando a trabajar y a mejorar las cosas, poco a poco, pasito a pasito, como un niño cuando empieza a caminar y eso es algo que nadie, sobre todo muchos de los que participáis en este blog podéis negar.

Estoy harta de decirlo, pero no me cansaré de repetirlo, miremos al futuro, y ”juzguemos “ cuando sea el momento. Ahora es el momento de trabajar, de aunar esfuerzos, de convertir Parquelagos en el lugar que debería haber sido siempre, el lugar donde todos queremos vivir.

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